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Blog de Miguel Angel Rodriguez y Urosa

Un jardín aéreo en La Cebada

Un jardín aéreo en La Cebada

 

El Ayuntamiento de Madrid ha variado una vez más el proyecto urbanístico de la plaza de La Cebada, que aprobó el pasado mes de julio tras seis años de gestación y constantes cambios al socaire de la crisis económica. El nuevo diseño incorpora un parque público encima del nuevo centro comercial y del polideportivo, con vegetación (todo lo que pueda crecer con 30 centímetros de raíz), juegos infantiles y unas vistas espectaculares.

Eso obligará a demorar los plazos administrativos en los que el Ayuntamiento depende de sí mismo; el proyecto se llevará a la Junta de Gobierno en dos o tres semanas, y deberá abrirse de nuevo a alegaciones públicas. En principio, eso no cambiará el calendario, puesto que aún se está a la espera del visto bueno medioambiental de la Comunidad, previsto para mayo o junio.

Cambios de plan y tropiezos

  • La Cebada, una de las plazas más antiguas, se usa como mercado desde el siglo XVI. Allí fue ahorcado el general Riego por alzarse contra Fernando VII y restaurar la Constitución de Cádiz.
  • El mercado anterior databa de 1875, y era similar al de San Miguel (en la calle Mayor). El actual es de 1958. A su lado se construyó en 1968 una piscina con varias salas de gimnasio.
  • En 1996, el Ayuntamiento (PP) quiso trasladar la piscina a un solar de San Francisco el Grande, y construir en su lugar un polideportivo. El mercado desaparecería (IU propuso llevarlo al mercado de Toledo). El proyecto nunca se realizó.
  • Alberto Ruiz-Gallardón (PP) promete en 2005 un concurso internacional de ideas para revitalizar la zona, renovando las instalaciones deportivas (ya obsoletas). Deja las obras para 2007, con la idea de acabarlas en 2009. Se quiere financiar el proyecto con viviendas.
  • El concurso de ideas queda desierto y hay que convocar otro. En 2007 se decide incluir un supermercado para financiar el proyecto, en lugar de construir vivienda libre.
  • En agosto de 2009 se tira la piscina con fondos estatales. En 2011, ante la paralización de las obras, los vecinos logran poder usar el solar para actividades de barrio.
  • En marzo de 2010, el Ayuntamiento admite que a ninguna empresa le interesa el plan y apuesta por levantar un centro comercial para hacer más atractivo el proyecto.

Si todo marcha según lo previsto, el Gobierno local (PP) prevé haber concluido los trámites urbanísticos a finales de año, momento en el que podrá licitar el proyecto (asegura haber tanteado a varias empresas que estarían interesadas) e iniciar las obras. Si estas se demoran unos 24 meses, como está previsto, la plaza no recuperaría la normalidad que perdió en 2009 con el derribo del polideportivo municipal hasta 2015.

Este atormentado proyecto se gestó en 2006, cuando el entonces alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón (PP), convocó un concurso de ideas para remozar el mercado tradicional y la piscina cubierta (la única en el centro de Madrid) de la plaza.

El plan ganador se conoció en 2007, pero para entonces el Ayuntamiento ya sabía que no tendría fondos para ejecutarlo. Pese a ello, en 2009 tiró abajo la piscina para avanzar a costa de los fondos estatales del Plan E.

En 2010 admitió al fin que no tenía dinero y ofreció a inversores privados convertir el mercado en un centro comercial a cambio de que sufragaran la construcción del polideportivo. Aun tuvo que variar el proyecto para hacerlo lo suficientemente atractivo como para encontrar a alguna empresa interesada.

Finalmente, en julio aprobó la modificación urbanística que debía destrabar la operación sin coste para el erario municipal.

La futura concesionaria construiría un centro comercial de cinco plantas y 13.500 metros cuadrados, con un espacio mínimo para los puestos de mercado (unos 30 del centenar que aún sobrevive). Al lado, levantaría un polideportivo de 8.924 metros cuadrados, 4.300 metros cuadrados de zonas verdes y un aparcamiento de 280 plazas, la mitad de ellas para los vecinos.

Otra vista de la plaza de la Cebada tras la reforma.

Tras su aprobación el pasado verano en la Junta de Gobierno municipal, el proyecto para la plaza de La Cebada fue sometido a alegaciones públicas. Las sugerencias recibidas y aceptadas por el Ayuntamiento (presentadas por vecinos, profesionales, etcétera) han sido de tal calado que obligarán a volver a repetir el proceso, tal y como ha explicado la coordinadora general de Urbanismo, Beatriz Lobón.

El nuevo proyecto prevé unir físicamente el centro comercial y el polideportivo, creando una cubierta única sobre la que se instalará el parque público previsto. Lo que antes iban a ser zonas verdes a ras de suelo, entre las calles Toledo y del Humilladero, ahora serán viario peatonal para mejorar la circulación por la zona, tal y como había aconsejado el área municipal de Movilidad.

El futuro jardín aéreo de La Cebada.

“Tres cosas tiene Madrid que no tiene La Habana, el palacio, el Retiro y la plaza de La Cebada”, citó el pasado martes el concejal socialista Marcos Sanz, rememorando un poema de Lope de Vega, para apostillar: “Si Lope volviera a nacer y viera la plaza, no escribiría esos versos porque es un desastre”. El edil criticó “el coste social” que ha tenido el retraso del proyecto: “Los vecinos no pueden esperar más”.

Lobón replicó que la plaza “no estaba en las condiciones que alaba Lope desde hace mucho tiempo”, y negó que las obras se hayan retrasado aún más. Según explicó, el nuevo periodo de información al que obligan las alegaciones “sustanciales” aceptadas por el Ayuntamiento no afectará al calendario porque sigue supeditado a la obtención del plácet medioambiental de la Comunidad. El informe preceptivo se envió en diciembre, y se espera la respuesta en mayo o junio. Para entonces debería haber concluido ya el proceso administrativo del área de Urbanismo.

El proyecto se llevaría así al pleno municipal en julio, antes de ser aprobado definitivamente por la Comunidad (tiene cuatro meses de plazo). “En ese momento se establecerá la secuencia temporal del desarrollo y ejecución de las obras”. Es decir, habrá que esperar al menos hasta 2015. Al menos Lope, enterrado no muy lejos, en la iglesia de San Sebastián, ya no tiene prisa.

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