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Blog de Miguel Angel Rodriguez y Urosa

1919-2019. Pasado y presente del Metro de Madrid

1919-2019. Pasado y presente del Metro de Madrid

Es primera hora de la tarde, las 15.40, cuando arranca el tren en la estación de Cuatro Caminos. En aquel 17 de octubre de 1919, con el estreno de la primera línea de ferrocarril eléctrico subterráneo, Madrid se sube a un modo de transporte que ya había demostrado su eficacia en otras grandes urbes como Londres, París, Berlín o Nueva York.

El viaje inaugural transporta a una comitiva encabezada por el rey Alfonso XIII y tiene como destino la Puerta del Sol (cuatro kilómetros). Sin embargo, la apertura al público no se produce hasta el 31 de octubre, y la expectación es tal que se forman largas colas que obligan a habilitar durante unos días sólo las estaciones de Sol y Cuatro Caminos hasta que los madrileños se acostumbrasen al nuevo medio de transporte.

Madrid es en 1919 una ciudad de más de 600.000 habitantes que no para de crecer. El casco urbano carece de grandes arterias (la Gran Vía sólo está abierta entre Alcalá y Montera) y la Puerta del Sol, ya ampliada en 1862, se encuentra abarrotada. Allí se centraliza una red de lentos tranvías que hacen lo que pueden con trayectos repletos de curvas violentas y calles estrechas y empinadas. La burguesía se acomoda a las afueras, en los barrios de los ensanches, mientras que las clases trabajadoras nutren los barrios periféricos ubicados más allá. En este contexto, el ingeniero Miguel Otamendi proyecta un ferrocarril subterráneo que comunique la Puerta del Sol con el núcleo de Cuatro Caminos, que en el momento lo componen un puñado de calles a medio camino entre un Chamberí aún semivacío y Tetuán de las Victorias. Su objetivo es dotar a la ciudad de un modo de transporte rápido, económico y regular.

Las obras del primer tramo de la línea norte-sur comienzan el 17 de julio de 1917 y se conviene una duración de dos años y tres meses. «Hacer un túnel de Cuatro Caminos a Sol ayudados por picos y palas y animales para cargar todo el material que se iba sacando no tuvo que ser nada fácil», precisa Javier Otamendi, sobrinonieto del creador del Metro y que ha trabajado en el suburbano desde 1972 a la actualidad.

El crecimiento fue rápido. En 1923 la primera línea ya se ha extendido hasta el Puente de Vallecas y un año después se inaugura la segunda línea, que une la Puerta del Sol con los nuevos barrios de Salamanca y Ventas.

Desde entonces, la evolución es conocida por todos. Los tentáculos de la red se han multiplicado en estos 100 años de vida hasta alcanzar los 289 kilómetros (metro ligero aparte), longitud similar a la distancia entre Madrid y Cáceres. El metro llega hoy a 12 municipios y absorbe más del 40% de la demanda de transporte público de la Comunidad de Madrid, con 657 millones de viajeros en 2018. «Con sus casi 300 kilómetros ponerlo en marcha todos los días supone un gran esfuerzo para los miles de trabajadores que han trabajado allí. El mérito es suyo, de ser los artífices de que no haya dejado de funcionar ni un día en estos cien años», precisa Otamendi.

A pesar de los años, Sol (líneas 1, 2, 3 y Cercanías) se mantiene como la estación más concurrida de toda la red, con casi 71 millones de utilizaciones el año pasado. Las estaciones más alejadas del centro de Madrid tienden a registrar las cifras más bajas de viajeros. Hospital del Henares, ubicada en Coslada y cabecera de la línea 7, es la menos frecuentada de toda la red, con sólo 405.334 pasajeros en 2017.

LA EVOLUCIÓN DEL PARQUE MÓVIL

Los primeros coches que entran en circulación en 1919 son los llamados Cuatro Caminos, construidos en Zaragoza por Carde y Escoriaza (actualmente absorbida por CAF). Estos trenes se mantuvieron en circulación durante 70 años, aunque fueron reformados a finales de los años 50 y principios de los 60. Hasta 1945 se introducen hasta seis modelos más de coches clásicos, todos ellos de gálibo estrecho, que es el instalado en las líneas más antiguas (1, 2, 3, 4, 5 y Ramal).

En 1984 se introducen los coches 2.000, los primeros llamados a reemplazar a los coches clásicos. Estos vehículos aún pueden verse en las líneas 1 y 5, aunque antes circularon por todas las líneas de gálibo estrecho, incluidas la 8 antigua (Fuencarral-Avenida de América), la 10 antes de su remodelación o la 11 en sus primeros años. En 2006 se llevaría a cabo otro relevo en las líneas 2, 3, 4 y Ramal con la adquisición de los coches 3.000.

En 1974 se inaugura el primer tramo de la línea 7 (Avenida de América-Las Musas), la primera de la red con gálibo ancho, que permite interiores más amplios y confortables. Para ella se adquieren los primeros coches 5.000, modelo que aún puede verse en las líneas 6 y 9 (ejemplares de 1982 en adelante). A partir de 2002 se introducen paulatinamente los modelos 7.000, 8.000 y 9.000 para dar servicio a las líneas 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12.

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