Adios Michael Jackson
Michael Joseph Jackson era el séptimo de los nueve hijos que tuvo un muy religioso matrimonio de Gary (Indiana). «No tuve una infancia» es una de las citas más repetidas del artista y desde luego la mejor para resumir sus 50 años de existencia. Michael no fue un niño hasta que se hizo mayor, cuando se independizó de su padre: pasó toda su vida deseando recuperar aquella inocencia brutalmente interrumpida. En la mazmorra en que se convirtió su hogar, Michael sufría los constantes abusos físicos y psicológicos de su violento progenitor, quien usó a sus hijos para alcanzar los sueños de éxito musical que él no había logrado. Debutó a los cinco años junto a sus hermanos Marlon, Jackie, Tito y Jermaine bajo el nombre de Jackson 5. Y aunque era el más joven de todos, pronto se convirtió en el vocalista principal y en el emblema del grupo. Fichados por la Motown en 1968, cuando Michael tenía 10 años, hilaron éxito tras éxito con una cadena de 'singles' arrebatadores, un 'soul-pop' burbujeante y delicioso alegrado por perfectas coreografías que los cinco ejecutaban con la exactitud de un conjunto de gimnasia en la final de unas Juegos Olímpicos. La alegría contagiosa de aquella música contrastaba, sin embargo, con la disciplina del padre, que obligaba a sus pupilos a ejercitarse con mano de hierro.
Peter Pan llegaba a Nunca Jamás torciendo la segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer. Michael alcanzó ese idílico amanecer a finales de los años 70. Tras una década larga, la de su infancia y adolescencia, grabó su primer disco importante en solitario con el gigante Quincy Jones como productor y nuevo mentor. Durante los 70, 'Jacko' había alternado los discos de grupo con los solistas, pero 'Off The Wall' (1979), publicado pocos días antes de cumplir 21 años, es considerado su primera gran obra. Muchos de sus admiradores, de hecho, lo consideran aún mejor que el más famoso 'Thriller'. Las ventas fueron sencillamente colosales, con más de 20 millones de ejemplares despachados en el albor de una década que vería triunfar a Madonna, Bruce Springsteen o U2, pero que no conoció una estrella tan grande como Michael Jackson.
Sin tiempo para que el planeta tomara aliento, capturando de un modo voraz el pulso del momento, Jackson publicó en 1982 'Thriller', uno de los discos más importantes en la historia del pop, tanto por su inigualable éxito comercial (en un año se vendieron 40 millones de copias y hoy se calcula que la cifra supera los 100 millones) como por su brutal influencia artística. Jackson estaba condensando la historia de la música negra en canciones adictivas que han sido y son el libro de estilo del pop negro posterior. Icono en la incipiente cultura del videoclip, estrella de la generación MTV, Jackson era invitado por presidentes de gobierno, salía en la prensa por sus donaciones filantrópicas y terminó por erigirse en una suerte de mesías beatífico cuando en 1985 coescribió con Lionel Ritchie el muy 'kitsch' himno contra el hambre 'We Are the World'. 'Bad', en 1986, fue su último gran disco y el que alargó su reinado del pop el resto de los años 80, no sólo gracias a su, de nuevo, enorme impacto en las listas de ventas, sino por la grandiosa gira mundial que terminaría en 1989 tras año y medio y más de 120 conciertos, entre ellos los de Madrid, Barcelona y Marbella (Málaga).
En un momento intangible de aquel tiempo, Michael Jackson mató a Michael Jackson. De repente, dejó de hablarse de los estribillos pluscuamperfectos y de pasos de baile para aparecer una cadena infinita de exuberantes rarezas, una pesadilla que se muerde la cola en la que su mono, su cámara hiperbárica o su piel mutante iban dando titulares a la prensa amarilla, de la que ya nunca desapareció su maltrecho personaje.
'Dangerous' (1991) supone un bajón incontestable en su trayectoria, aunque visto con perspectiva es un álbum digno con momentos destacables. De nuevo, le siguió un gran 'tour', esta vez de 89 conciertos y con otras tres paradas en España, justo tras el verano de la Barcelona olímpica: Madrid, Oviedo y la Ciudad Condal.
Y, de improviso, se desató el escándalo. En 1993, un menor de 13 años le acusó de abusos sexuales y la demanda no se retiró, tras varios meses de sobreexposición mediática y trámites judiciales, hasta que los abogados de ambas partes llegaron a un acuerdo económico. Su mansión-parque de atracciones de Nunca Jamás ya no fue lo mismo: la imagen de Michael Jackson había quedado turbulentamente emborronada para siempre. Dieciséis años en los cuales se ha seguido hablando mucho de su cuerpecito, de su fortuna, de sus tres hijos, de mil cosas salvo de música, pese a que entre 1996 y 1997 ofreció una nueva (y última) gira y que en 2001 publicó un intrascendente disco, el pésimamente titulado 'Invincible'. El 13 de julio iba a volver a actuar, iniciando una serie de 50 conciertos en el O2 de Londres, un recinto con capacidad para 18.000 personas. La totalidad de las entradas se había agotado poco después de su salida a la venta. Ganador de 13 premios Grammy y vendedor de varios cientos de millones de discos, Michael Jackson murió el jueves 25 de junio
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