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Blog de Miguel Angel Rodriguez y Urosa

El reloj de la Puerta del Sol

El reloj de la Puerta del Sol

Apenas faltan dos días para despedir 2010 y la Nochevieja tiene un claro protagonista, el reloj de la Puerta del Sol, Jesús López Terradas, quien desde hace 15 años se encarga de supervisarlo.

Todos los 31 de diciembre, mientras los españoles se preparan para tomarse las uvas, Jesús solo tiene un objetivo, y es que todo salga lo previsto para disfrutar del momento de las campanadas.

López ha explicado que no es fiel a la tradición de tomarse las uvas, ya que "está a lo que está", para que el resto de ciudadanos pueda disfrutar de las famosas campanadas y darle la bienvenida al nuevo año.

Aunque reconoce que la maquinaria del reloj "puede fallar", es consciente de que se trata de algo "poco probable" dado el riguroso control y seguimiento que hace del mantenimiento del reloj durante todos los meses del año.

"Estamos más atentos en diciembre, es lógico. Hacemos lo que hacemos todas las semanas, pero además, como es natural, estamos pendientes de que no haya ningún sobresalto", ha recalcado el relojero.

A juicio de López, la mayor complejidad consiste en sincronizar el reloj con la bola que desciende desde la parte más alta del edificio y que es la que anuncia que el año toca su fin.

"Lo que hacemos es ponerla en orden, limpiar, engrosar y comprobar que todo está bien para que esté sincronizado con el reloj para que el día 31 a las 00.00 horas todo funcione de forma tranquila y cómoda", ha aclarado.

Así, de lo primero que se encarga cuando llega la noche de fin de año a la Puerta del Sol sobre las 22.30 horas, es de "comprobar que la bola está en perfecto estado", ya que su uso es manual.

"Tenemos que estar aquí porque como no funciona la bola de forma automática hay que dejarla descender justo cuando faltan 28 segundos. Cae y cuando acaba el sonido tan característico es cuando empiezan a funcionar los cuartos", ha detallado.

Trabajo constante

Sin embargo, y aunque el trabajo se intensifica en diciembre, se trata de una labor que requiere compromiso y esfuerzo durante todos los meses del año.

"Mis compañeros y yo venimos todas las semanas del año, incluidas las vacaciones, a revisar el reloj. Se mira, se limpia, se engrasa... todo eso", afirma López y añade que, dado el grado de responsabilidad que conlleva, en "estas cosas hay que ser profesional".

Jesús López compagina su trabajo en la relojería de la que es propietario con el encargo de cuidar el reloj, una labor que lleva desempeñando desde 1995 y que hoy por hoy los disfruta como si fuera el primer día. "Se trata de algo vocacional", concluyó.

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