XXIII Feria de Otoño de Libro Viejo y Antiguo
43 librerías españolas de Madrid y otras comunidades tan diferentes como País Vasco, Cataluña, Andalucía, Valencia o Aragón ofrecen desde hoy "medio millón de ejemplares, entre libros antiguos, ediciones raras o descatalogadas, grabados y ejemplares firmados a precio para todos los bolsillos", según Juan Molina, presidente de LIBRIS, la Asociación de Libreros de Viejo.
Ha sido el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, quien ha inaugurado este jueves, con el clásico corte de cinta, la XXIII Feria de Otoño de Libro Viejo y Antiguo. En el Paseo de Recoletos, hasta el 16 de octubre, de once de la mañana a las nueve de la noche, los madrileños podrán adquirir auténticas joyas de la literatura. "Aquí hay de todo -dice Juan Molina- desde un tebeo hasta un incunable precioso. Aquí se encuentra nostalgia".
En las casetas hay ’Quijotes’ y biblias de colección, obras de la generación del 27, novela histórica, libros infantiles y juveniles, libros de cocina, Historias de España y pequeños ensayos. Como "La Gran Via se divierte" y "Los Café cantantes de Madrid (1846-19369)". Los dos, escritos por José Blas Vega, pasan de las manos de la hija Maria, José Blas, dueña de la librería del Padro, a las del alcalde Ruiz-Gallardón: "Mi padre, aparte de ser editor y librero, era investigador de flamenco y de coplas", explica. "Hay muchas fotos inéditas de Madrid".
¿Libros antiguos o digitales?
"Todo lo que se vende es de calidad", dice Juan Molina. Pero por otro lado se lamenta de que "si antes era impensable que una casa no tuviera una pequeña biblioteca, ahora es impensable que la haya". Por este motivo anima a la gente joven a "que se incorpore a la bibliofilia porque en estas ferias se está notando la falta de relevo generacional".
A lo mejor eso se debe a Internet ya que "es un competidor más nos está haciendo mucho daño", dice el presidente de Libris.
Muchos libreros parecen de acuerdo. Otros, como José Solis, de la Librería Hallazgo, se muestra más optimista: "El libro digital puede también hacer publicidad al de papel. Porque el libro antiguo, el objeto antiguo, es mucho mejor y un aficionado valora sólo el original". Como el tomo más viejo de su puesto: "Astronomia Philolaica" de Ismael Boulliau, de 1645.
Para Antonio Lorenzo, de El Asilo del Libro de Valencia, es un momento duro. "Está la crisis e Internet, pero hay que salir a la calle, ir hacia el público".
"Desde el primer año voy a la Feria", afirma Patricia Romo, de ’Libros Romo’ de Madrid. "Aquí traes los libros a más cantidad de gente y estás con tus compañeros. Hay que levantar el negocio aunque al libro antiguo no le afecta demasiado. Es una obra de arte que se busca no por la lectura sino por su valor artístico. Cada coleccionista tiene un gusto particular, busca a ediciones cuidadas y raras", afirma.
"Estás pueden costar hasta 40.000 euros", añade Joaquín Pol, de la ’Librería Margarita de Dios’. "¿El libro más antiguo? Un incunable del 1490", contesta.
Temas del año
Cada año se edita un libro de bibliografía coincidiendo con la Feria. El título de esta edición es ’Un infierno español’, un ensayo de bibliografía de publicaciones eróticas españolas clandestinas (1812-1939) de Jean-Louis Guereña.
La nota de color la pone la exposición de una colección de chapas de publicidad en metal de finales del siglo XIX del coleccionista Luis Esquirós, que hará las delicias de los madrileños.
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