Alonso de Ojeda fundador de Santa Cruz, primer emplazamiento español en Suramérica
(Cuenca, 1466 - Santo Domingo, 1515 o 1516) Navegante y conquistador español. Fue uno de los primeros conquistadores de América, así como el primer gran descubridor español, después de Colón. Acompañó al almirante en su segundo viaje y participó activamente en el descubrimiento de oro y en las primeras acciones para dominar los indígenas de la isla Española. Posteriormente fue descubridor de la costa venezolana y colombiana, fundador de Santa Cruz, primer emplazamiento español en Suramérica y gobernador de Urabá, una de las primeras gobernaciones de Tierrafirme, de la que se desglosó la fundación de Santa María la Antigua del Darién.
Aunque nació en Cuenca, era oriundo de Hojeda, cerca de Oña, en la merindad de Bureba. Perteneció en una familia noble y fue paje y criado del duque de Medinaceli don Luis de la Cerda, en cuya casa conoció quizá a Cristóbal Colón, cuando éste vino a España. Participó en la toma de Granada, donde dejó constancia de sus dotes militares, de su destreza como espadachín y de su audacia.
Protegido por el obispo Juan Rodríguez de Fonseca, fue puesto al frente de una de las naves del segundo viaje de Colón en 1493. Al llegar a la isla de Guadalupe, Colón le confió la búsqueda del veedor Diego Márquez, que se había perdido al internarse con otros ocho compañeros. Una vez en la Española, Colón le mandó explorar la región de Cibao, en el interior (enero de 1494), donde Ojeda obtuvo las primeras muestras del oro de Indias, enviadas por Colón a los Reyes Católicos junto con un memorial donde ensalzaba la riqueza de las islas descubiertas.
Poco después se le dio otra misión importante como fue la de socorrer al capitán Margarit, que estaba sitiado en la fortaleza de Santo Tomás (erigida en Cibao) por las huestes del cacique Caonabó. Ojeda corrió en auxilio del capitán pero quedó sitiado a su vez, hasta que pudieron salvarle nuevos refuerzos venidos de la Isabela con Colón y su hermano Bartolomé.
Más tarde las tropas de Caonabó pusieron cerco a la Isabela y Ojeda decidió capturar al Cacique. Marchó a la provincia de Maguana, donde vivía, y durante la entrevista que mantuvieron, Ojeda le ofreció como regalo unos grilletes de latón. Cuando el Cacique se vio inmovilizado, le subió a su caballo, lo raptó y se lo llevó ante la mirada de Colón. Luego derrotó a otro hermano de Caonabó, por lo que se le premió con seis leguas de terreno en Maguana.
Ojeda estuvo en la Española hasta fines de 1498, momento en que se enemistó con Colón y regresó a España. Fue a la Corte y se entrevistó con el Obispo Fonseca, que le pidió comprobar lo descubierto por Colón en su tercer viaje. Se le autorizó así a realizar el primer viaje de descubrimiento tras los colombinos. Con patente del Obispo partió del puerto de Santa María hacia el 18 de mayo de 1499. Llevaba una sola carabela y le acompañaban el cosmógrafo Juan de la Cosa y Américo Vespucio, que hacía entonces su primer viaje al Nuevo Mundo.
Costeó África (donde se apoderó de una carabela de Huelva), pasó a Canarias y finalmente siguió la ruta del tercer viaje colombino para arribar a la costa suramericana por la Guayana venezolana. Desde aquí subió a la isla de Trinidad y península de Paria, donde había estado antes el Almirante. A partir de aquí realizó su verdadero descubrimiento; toda la costa de Venezuela hasta Maracaibo, donde los españoles hallaron unas viviendas lacustres que a Vespucio le recordaba a Venecia, y por ello bautizaron el lugar como Venecia Chica o Venezuela. Prosiguieron luego por la península de la Guajira (territorio actualmente colombiano), que los indios llamaban Chichibacoa o Coquibacoa, hasta cerca de un Cabo que les pareció desde lejos “vela de navío”. Era el cabo de la Vela, al que no arribaron ya que antes de alcanzarlo enderezaron rumbo hacia la isla Española y atracaron en puerto Yáquimo el 5 de septiembre de 1499.
Allí cargaron palo tintóreo y encontraron a Francisco Roldán, alcalde de Santo Domingo reconciliado con Colón después de su rebelión. El funcionario pidió el permiso para hacer descubrimientos y Ojeda se lo mostró. El resto del viaje carece de interés; cargaron esclavos en las Lucayas y arribaron a Cádiz a mediados de junio del año 1500. Los resultados de estos descubrimientos (toda la costa venezolana y parte de la atlántica oriental colombiana) se consignaron en el famoso mapa de Juan de la Cosa, elaborado el año 1500.
Ojeda fue nombrado Gobernador de Coquibacoa el 8 de junio de 1501 y organizó una expedición colonizadora con dos socios llamados Juan de Vergara y García de Ocampo. Partió en enero de 1502 con cuatro navíos y repitió la ruta anterior. Al llegar a Coro, que denominó Valfermoso, mandó a Vergara por víveres a Jamaica y continuó hacia un puerto que llamó Santa Cruz, posiblemente Bahía Honda, en la zona colombiana de la península de la Guajira. Aquí construyó un fuerte, que fue el primer establecimiento español en Suramérica.
El descontento por la falta de víveres y por las adversas condiciones canalizaron una gran hostilidad hacia el Gobernador. Cuando llegó Vergara se concertó con Ocampo para destituir a Ojeda, que fue apresado (mayo o junio) y por consiguiente, despoblado el lugar. Resultado de esto fue un pleito en la isla Española entre Ojeda y sus socios del que salió absuelto el primero en 1503.
En 1508 se celebró la famosa Junta de Burgos en la que se acordó la colonización de Tierrafirme, dividida en dos gobernaciones, la de Veragua y Urabá. La última de estas le correspondió a Ojeda y era la actual costa colombiana comprendida entre el Cabo de la Vela y el golfo de Urabá. Reunió cuatro barcos y 220 hombres y partió de Santo Domingo el 10 de noviembre de 1509 en compañía de Juan de la Cosa y dejó en la isla a su socio el cosmógrafo Martín Fernández de Enciso para que reclutara más hombres.
Desembarcó en las proximidades de Cartagena, donde leyó a los indios el famoso “Requerimiento” y se internó hasta el poblado de Turbaco. Cuando los españoles estaban ocupados en saquear las viviendas vacías de los naturales aparecieron los guerreros, que ocasionaron una gran mortandad. Entre las víctimas estuvo el cosmógrafo Juan de la Cosa, que fue capturado y asaeteado. Ojeda logró escapar y alcanzó la playa, donde apareció Diego de Nicuesa, que se dirigía hacia su gobernación de Veragua. Se unió a Ojeda en la represalia y luego siguió su camino.
Ojeda continuó también por la costa de su gobernación con dirección hacia occidente en busca de un lugar para fundar. Creyó encontrarlo en el Golfo de Urabá, donde erigió San Sebastián de Urabá, un simple fuerte, en realidad. El lugar era insalubre y enfermaron muchos hombres, pero más grave era que los indios usaban flechas envenenadas con curare, que producían la muerte casi instantánea a quienes eran heridos. El propio Ojeda fue herido en una pierna aunque pudo salvar su vida tras obligar al cirujano a que aplicara sobre su herida dos planchas al rojo vivo. Para contener la hemorragia fue necesario gastar una pipa de vinagre.
Ante la terrible situación existente y en vista de que no llegaba el esperado refuerzo de Fernández de Enciso, Ojeda decidió aprovechar la aparición de una nave en Urabá para ir a la Española en busca de víveres e implementos. Dejó a los pobladores de San Sebastián bajo el mando de un oscuro teniente llamado Francisco Pizarro (futuro conquistador del Perú) con órdenes de actuar como creyera oportuno si no había regresado en un plazo de 50 días y embarcó rumbo a la Española.
La nave iba llena de bandidos que, dirigidos por Bernardino de Talavera, decidieron ir a Cuba, en vez de Santo Domingo, para eludir la justicia. Allí naufragaron y cruzaron a pie la isla hasta el Oriente, donde fueron acogidos por los indios (posiblemente donde ahora está Santiago). Desde allí se pidió ayuda al gobernador de Jamaica, Juan de Esquivel, que envió una nave con Pánfilo de Narváez. Se ejecutó a Talavera y a sus seguidores y Ojeda fue hasta Santo Domingo. La miseria en que se encontraba le impidió comprar con presteza lo necesario para reforzar sus hombres de San Sebastián. Ojeda vivió en Santo Domingo hasta el año 1516 y mandó que le enterraran a la entrada de la iglesia de San Francisco.
En cuanto a la hueste de San Sebastián, partió bajo el mando de Pizarro al cumplirse los 50 días y encontró cerca de Cartagena el refuerzo de Fernández de Enciso, en el que venía Vasco Núñez de Balboa, que indicó el lugar apropiado para fundar en Tierrafirme: un paraje junto a un río (Tanela) donde no había indios flecheros. Estaba pasado el golfo de Urabá y allí se erigió la ciudad de Santa María la Antigua del Darién, base del descubrimiento del Pacífico y de la colonización en Panamá.
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