Museo Arqueológico Nacional muestra su nueva cara
Entre 2008 y 2013 se ha desarrollado la reforma del decimonónico edificio en el que se ubica el Museo Arqueológico Nacional y la reinstalación de su exposición permanente.
El edificio se ha acondicionado logrando que sus espacios se distribuyan más racionalmente, sean más accesibles, dispongan del equipamiento tecnológico necesario y respondan a los criterios de confortabilidad y seguridad requeridos para hacer cómoda y placentera la estancia en él.
La ampliación de las áreas públicas permite ofrecer a los visitantes una zona de acogida en condiciones idóneas, exponer nuevas colecciones, ofertar una amplia variedad de actividades simultáneamente y poner a su disposición nuevos servicios.
La renovación museográfica de las salas de exposición incorpora todos los medios técnicos y de comunicación que pueden favorecer la puesta en valor de las colecciones y la comprensión del discurso expositivo histórico propio del Museo, convenientemente actualizado y reinterpretado a la luz de los nuevos descubrimientos científicos.
Al principio fue la Prehistoria. Pero, antes todavía, están las instalaciones audiovisuales. El orden, obviamente, no es cronológico. Cuesta imaginar a un homínido grabando, cámara en mano. Se trata más bien del comienzo del nuevo recorrido que presenta el Museo Arqueológico Nacional (MAN), que ayer dejó acceder a la prensa, a la espera de abrir las puertas al público en Madrid, el próximo 1 de abril, tras seis años de obras, casi tres de ellos con el museo cerrado. Hasta el 21 la entrada será gratuita y luego pasará a costar tres euros.
Dos enormes paneles con imágenes sobre la evolución del ser humano y de la arqueología dan la primera bienvenida al visitante e inauguran la exposición. A partir de ahí, el usuario —el término más apropiado según el director del MAN, Andrés Carretero— comienza un viaje por 40 salas y por la historia de España desde los eslabones perdidos entre monos y humanos hasta rozar la época contemporánea.
Así, la planta baja muestra una reconstrucción del esqueleto de Lucy, un homínido de hace entre 4 y 2,9 millones de años, y otra de una mujer de Neandertal, lanza en mano y pelirroja. Fernando Fontes, conservador del museo, explica que este gen era el dominante en la raza y que por eso es muy posible que luciera cabellos color del fuego. Alrededor, hay gráficos, mapas y objetos que permiten entender cómo vivían nuestros tata —y unos cuantos ta más— rabuelos.
“Hemos traído una institución del siglo XIX al XXI”, presumía en una rueda de prensa Carretero, que confía en pasar de los 200.000 visitantes precierre a 400.000. "Es un museo nuevo, el mejor paseo imaginable por la historia de España", añadía el ministro de Cultura, Educación y Deporte, José Ignacio Wert, que esta semana ha visitado el centro por primera vez desde que asumió el cargo a finales de 2011.
El ministro esquivó la pregunta de si él, en estos tiempos, hubiese puesto en marcha tamaña remodelación. También prometió que el impacto de la reapertura del MAN sobre los otros museos estatales será "mínimo", aunque reconoció que el Museo de América ha tenido que reducir sus horarios. La duda es legítima ya que el presupuesto de la subdirección general de Bellas Artes destinado a los 16 museos estatales, y entre ellos el MAN, cuenta en 2014 con un museo más en funcionamiento y 3,1 millones menos: de 42,47 a 39,36. Qué porcentaje de este dinero irá destinado al Arqueológico es imposible saberlo: el ministerio de Cultura sostiene que la gestión conjunta y directa de los 16 centros “dificulta hablar en términos de asignación a cada museo”.
En la primera planta del MAN, aparecen la protohistoria, la época romana y también la medieval. Hay una galería de grandes cabezas de grandes hombres de Roma. Hay, también, una sala dedicada a los mosaicos. Pero, sobre todo, el MAN despliega aquí su batallón de obras maestras. Se puede descubrir la reconstrucción de una casa argárica, incluidos los esqueletos enterrados bajo el suelo, pasear por debajo de una maqueta de la mezquita de Córdoba y pararse a intentar leer una tabla de la ley romana procedente de Málaga.
Mientras avanza hacia su cita con la dama de Elche, la estrella de la arqueología, el usuario se encuentra con piezas tan conocidas como el tesoro de Guarrazar o el bote de Zamora. Allí sigue también, lista para la inauguración, la célebre reconstrucción de la cueva de Altamira.
Tras ello, la exposición continúa pisando las huellas de la historia de España hasta el siglo XIX. Pero el MAN ofrece también salas monográficas de Grecia y Egipto. Y un área dedicada a la importancia de la moneda. Eso sí que no es pasado.
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