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Tesoros del patrimonio religioso madrileño, exposición en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

La muestra reúne 60 piezas de gran calidad artística (cuyo núcleo principal lo constituyen las pinturas y esculturas), custodiadas en monasterios, iglesias, catedrales y conventos de la región, de las cuales un buen número nunca han salido a la luz pública anteriormente. Entre ellas destacan la cruz procesional de El Atazar, de principios del siglo XV por ser la pieza de orfebrería más antigua que se conoce de la Comunidad de Madrid; la talla Virgen con el niño, del Taller de Malinas, fechada hacia 1500; el lienzo renacentista Juicio final, una copia de Jean Cousin; el lienzo barroco La Anunciación, de Luca Giordano; y la talla de la Transverberación de Santa Teresa de Jesús, firmada y fechada por Nicola Fumo en 1725.
Entre las obras seleccionadas para la muestra figuran tallas de madera, trípticos, textiles, pinturas, esculturas, orfebrería o grabados, datados desde la Edad Media hasta la Guerra de la Independencia, realizadas por autores de muy diversa índole, desde anónimos hasta universales como los citados VanDyck o Giordano.
El triunfo de la imagen pone de relieve el importante papel de la producción artística madrileña vinculada a la labor de mecenazgo realizada a lo largo de la historia por la Iglesia Católica, y revela la posición de Madrid en el ámbito artístico: un centro de primera magnitud con obras de excepcional calidad.
Por otra parte, la Comunidad de Madrid pretende con esta exposición acercar a los ciudadanos la riqueza y variedad del patrimonio custodiado en templos y monasterios de la Iglesia Católica, así como dar a conocer el intenso trabajo de conservación de bienes culturales muebles e inmuebles, y la necesidad e importancia de la inversión pública en la restauración del patrimonio histórico.
Ya llega la Semana Santa
En un lugar de Madrid...

Se les acabó la paz a Miguel de Cervantes y a su mujer, y a los otros 15 individuos que yacían enterrados con ellos en la cripta del convento de las Trinitarias Descalzas. Después de casi cuatro siglos de tierra y polvo, los historiadores que durante los últimos años han investigado en el subsuelo de la cripta del Convento de las Trinitarias de Madrid, ubicado en el Barrio de las Letras, tienen la certeza de que ahí están los restos del escritor, perdidos entre 1630 y 1730, el periodo en el que se construyó la nueva iglesia. En cambio, el equipo reconoce que ha renunciado a individualizar al escritor entre los fragmentos de otras 16 personas con las que comparte nicho.
Los responsables de la investigación han reconocido hoy que su 'veredicto' no responde a pruebas ciertas, sino a la "existencia de muchas coincidencias y ninguna discrepancia". No hay ADN que verifique las conclusiones y no lo habrá, puesto que la hermana del escritor, monja carmelita, se encuentra enterrada en el osario de un convento en Alcalá de Henares, lo que hace inviable el cotejo de muestras.
Entonces, ¿de quién son los restos cuyas imágenes distribuyó ayer el Ayuntamiento? Pues del autor del 'Quijote', de su esposa y de otras 15 personas con las que comparte fosa, virtud a una reducción de restos cuya antigüedad han establecido en la que vivió y murió el escritor.
Vamos por partes
Según fuentes de la investigación, el hallazgo no se ha producido en el punto de enterramiento donde el escritor fue sepultado en 1616 sino el sitio al que se trasladaron sus restos óseos con posterioridad. En realidad, Cervantes permaneció muy poco tiempo enterrado en la primitiva iglesia de San Ildefonso. En 1630 los 17 cuerpos que allí se encontraban y que no pertenecían a la familia de los patronos, fueron exhumados y custodiados por la comunidad de monjas. En las cláusulas del Patronato de los Marqueses de Laguna, que duró desde 1630 hasta 1668 se menciona que dichos cuerpos sean trasladados "a donde haya lugar", pero siempre dentro de los muros de la comunidad. En 1730 se concluyeron las obras del actual convento, ahora catalogado como bien de interés cultural (BIC), lo que posibilitó el traslado de los cadáveres habidos hasta la fecha.
Después de explorar los 36 nichos encontrados en la pared de la cripta y descartar la posibilidad de que alguno de ellos albergase restos tan antiguos, se trasladó la investigación al subsuelo de la misma. Allí se encontraron tres momentos de enterramiento. En la primera cota, a pocos centímetros del enlosado, había un gran número de enterramientos infantiles (172), procedentes de distintas clases sociales, el 50% menores de un año y el otro 50%, de entre uno y cuatro años de edad y, en muchos de los casos, enfermos de raquitismo (el 75%). En el segundo nivel había menor densidad de enterramientos (57), muchos de los cuales dispuestos en féretros (42%).
Por último, el tercer nivel, entre 80 y 100 centímetros bajo las baldosas, está compuesto por un pequeño número de enterramientos de adultos (11), todos ellos en ataúd.
Cronología textil
Precisamente los cuerpos de los ataúdes se encontraban en estado parcial o completamente momificados, lo que ha permitido datar los textiles que vestían. Así, expertos del Museo del Traje estiman que los del primer y segundo nivel pertenecen a una horquilla cronológica de entre mediados del siglo XVIII y mediados del XIX". Los cuerpos del nivel tres, al encontrarse en tierra, presentaban un estado de conservación muy deficiente.
Son precisamente estos los que más nos interesan. A 135 centímetros bajo el enlosado se encontró la citada reducción de huesos que "podría ser compatible con el osario trasladado de la iglesia primitiva a la bóveda de la iglesia nueva, según las fuentes documentales", afirma el dossier de la investigación. Esta reducción se encuentra apoyada directamente sobre la tierra. Junto a ella, pero unos centímetros más arriba se encontró un ataúd, del tercer nivel de enterramientos, que alberga los restos de un capellán cuyas vestimentas se han datado en el siglo XVII, con lo que los expertos presuponen que ésta es la zona en la que se produjeron los enterramientos más antiguos de la cripta.
Conclusiones
Las conclusiones que arroja la investigación precisan que los 100 años (desde 1630 que fueron exhumados, a 1730 que fueron enterrados en la cripta) es tiempo suficiente para que los cuerpos se encontraran esqueletizados, por lo que "es de suponer que fueron trasladados a la cripta formando un osario o reducción". Además, los materiales encontrados en la reducción (textiles y una moneda de 16 maravedíes de Felipe IV) pertenecen al siglo XVII. Pese a que los restos encontrados se encuentran en muy deficiente estado, se han documentado restos de signos degenerativos compatibles con adultos de más edad, así como maxilares con pérdida de dientes en vida.
Así, pues, revueltos con los restos de otras 15 personas, se encuentran los de Miguel de Cervantes Saavedra, en tan mal estado de conservación que el antropólogo forense, el doctor Francisco Etxeberria, ha descartado que se puedan individualizar. Tampoco se han podido determinar patologías compatibles con los padecimientos bélicos de Cervantes.
La Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid ha calculado que entre los restos aparecidos hay un número mínimo de 10 adultos (cuatro de ellos, hombres; dos, mujeres y otros dos de sexo indeterminado) y cinco niños.
Pero el quid de la investigación ha estado en manos de un funcionario del Ayuntamiento: Francisco Marín Perellón, que se incorporó al equipo en febrero y arrojó luz sobre la historia del convento de las Trinitarias. Para ello, buceando en antiguos archivos, hace sólo unos días dio con el libro de muertos de la iglesia parroquial de San Sebastián de Madrid (Libro 4º de Difuntos, años 1609-1620), en la que encontró la lista de las personas enterradas la primitiva iglesia del convento de las Trinitarias. En total, 17 personas, que los investigadores consideran compatible con el grupo de 15 individuos (como mínimo) cuyos restos se han encontrado.
Estas personas, por orden de enterramiento, son: Francisco de Villafaña, Juana López, Miguel de Cervantes, Francisco Martínez, Francisco de Santiago, María Gaitán, Gabriel Martínez, María Gutiérrez, Francisco Martín, Catalina Salazar, Niño de Pedro Paraller. Niño de Pedro Paraller, María de Padilla, Niño de Pedro Cáceres, Niño de Juan Sánchez, Niño de Miguel Salinas y Niño de Miguel Sánchez.
Los trabajos han costado un total de 114.000 euros. El Ayuntamiento de Madrid contactará ahora con el Arzobispado y con las religiosas que habitan el convento para decidir entre todos cuál es el siguiente paso a dar para rendir homenaje al escritor.
MOZART
Inauguración de la exposición

Las sedes que albergan la muestra son, en la ciudad de Ávila, el Convento de Nuestra Señora de Gracia, la Capilla de Mosén Rubí y la Iglesia de San Juan Bautista; en Alba de Tormes, la Basílica de Santa Teresa. Todos estos lugares estuvieron ligados a la Santa y a la época que le tocó vivir. La temática de la exposición y su carácter conmemorativo ha hecho que las obras que la componen provengan de todos los rincones de nuestra geografía española (Andalucía, Galicia, Castilla la Mancha, País Vasco, La Rioja, Madrid...); obras de una calidad excepcional y ejecutadas por artistas de fama universal como Zurbarán, Martínez Montañés, Salzillo, Juan de Juni, Alonso Cano, Lucas Jordán, Ribera, Gregorio Fernández, Luis Salvador Carmona y Goya, entre otros.
Doña Sofía comenzó su recorrido en la Capilla de Mosén Rubí de Ávila, y posteriormente, visitó la Iglesia de San Juan Bautista. Por la tarde se trasladó a la localidad salmantina de Alba de Tormes para contemplar las piezas expuestas en la Basílica de Santa Teresa.
"Teresa de Jesús: maestra de oración", que podrá visitarse hasta el mes de noviembre, está articulada en cinco capítulos: "Os conduje a la tierra del Carmelo", "En la España de la contrarreforma", "Las pobres descalzas de Teresa", "Maestra de Oración" e "Hija de la Iglesia".
Acompañaron a Doña Sofía en su visita el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera; la presidenta de las Cortes de Castilla y León, María Josefa García Cirac; el delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma, Ramiro Ruiz; el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto; el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, y el obispo de Ávila y presidente de la Fundación "Las Edades del Hombre", Jesús García Burillo, así como los arquitectos de la exposición, Jesús Ignacio San José y Juan José Fernández Martín, y los comisarios de la muestra, José Enrique Martín y Juan Dobado, además de los representantes de las entidades patrocinadoras, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri; Manuel Moleiro, de Editorial Moleiro; el delegado territorial de ONCE en Castilla y León, Ismael Pérez Blanco, y la presidenta del Consejo Territorial de la ONCE en Castilla y León, Aránzazu Casado, entre otras personalidades.
Esta es la vigésima muestra que organiza la Fundación "Las Edades del Hombre", que tiene como objetivo conservar, restaurar, investigar y difundir el patrimonio histórico-artístico de las once diócesis católicas de Castilla y León. Durante estos años, más de 10 millones y medio de visitantes han acudido a contemplar las más de 4.000 piezas expuestas en las exposiciones realizadas, lo que ha constituido a su vez, una ocasión propicia para reforzar su preservación, pues se han llegado a restaurar más de 2.000 obras de arte, así como se ha rehabilitado y puesto en valor una veintena de templos.
Van der Weyden revela su esencia en el Prado

Rogier van der Weyden, utilizando un símil literario, sería el Cervantes o el Quevedo de la pintura flamenca". Esta es la altura artística de un maestro de maestros, y así la expresa a RTVE.es Juan José Pérez Preciado, conservador del Museo del Prado y comisario de Rogier van der Weyden, la primera exposición monográfica en España del pintor nacido en la ciudad belga deTournai hacia 1399.
La muestra, presentada este lunes en el Prado, podrá visitarse entre los días 24 de marzo y 28 de junio. Ofrece casi una veintena de obras y reúne por primera vez cuatro piezas maestras, entre ellas " tres de los trabajos atribuidos con completa seguridad a Weyden", ha explicado en el acto Miguel Zugaza, director del museo, en referencia al Descendimineto de la Cruz (antes de 1433), El tríptico de Miraflores (antes de 1445), y el Retablo de los Siete Sacramentos (hacia 1450).
La cuarta es El Calvario (1457-64), cuya restauración recientemente finalizada ha motivado esta exposición. Fue iniciada tras un acuerdo firmado entre Patrimonio y el Museo en 2011 y el proceso ha supuesto un reto para el equipo de expertos de la institución: "La mayor dificultad ha sido asentar el soporte. Eran 14 tablas dispuestas horizontalmente que se habían movido, estaban repintadas y los movimientos naturales de la madera hicieron que saltara la capa pictórica y primero había que consolidar ese soporte para luego proceder a la restauración de la propia pintura. Eso fué técnicamente lo más complicado", nos describe el comisario.
Rescatar un ser vivo del paso y el peso de los siglos
Como una finisima porcelana trasladada al pincel, la pintura flamenca, además de por el contenido simbólico en la expresión de sus elementos, se caracteriza por una exquisita belleza construida milimétricamente hasta el grado de la miniatura en detalles casi imperceptibles. El artista prepara finas capas de estuco sobre una superficie, generalmente de madera, para facilitar la ejecución del trazo. El resultado es una sutil filigrana visual sobre un soporte no menos frágil. Un ser vivo cuya integridad no es inmune al paso de los siglos. Este nivel de detalle puede observarse en el Descendimiento desde la propia web del museo
En Rogier van der Weyden, el público podrá observar paso a paso la recuperación de el Calvario, en un vídeo donde se observa cómo son separadas las tablas, tratados los estucados originales, cerrada una grieta que atravesaba su parte central, y el ingenioso sistema de estabilización mediante un bastidor que sujeta el cuadro con soportes equipados con muelles que permiten compensar el movimiento natural de la madera.
La influencia del maestro en España
Según Pérez Prado, el visitante disfrutará con "la capacidad de ver el espacio, las tres dimensiones, sobre todo en la obra de Van der Weyden, cuyas obras tienen un aspecto escultórico. El artista juega con la ambigüedad entre pintura y escultura y esto hace muy emocionante contemplarlas, además de lo que transmiten desde el punto de vista religioso". Pero no solo es Rogier van der Weyden el protagonista, también están las obras de los que lo adoptaron como modelo en nuestro país.
En palabras del responsable, la exposición recorre "lo mejor del trabajo de este pintor absolutamente excepcional y la influencia que esas obras, que estuvieron desde muy pronto en España, tuvieron en la península ibérica". Este impacto es uno de los ejes de la muestra, que resalta tanto la afición a este artista tanto de la realeza, empezando por Juan II de Castilla, quien entregó en 1445 a la cartuja de Miraflores el tríptico del mismo nombre y pasando por Felipe II, "el gran poseedor de estas obras" de cuya colección en el Escorial es pieza clave el Calvario.
Esta influencia también se refleja en obras que toman como modelo los originales del autor flamenco. "En España se conocen ejemplos desde 1473", añade Pérez Prado en referencia a ejecuciones inspiradas en la Madonna de Durán. Pueden encontrarse ejemplos de esta "estética rogeriana" en los relieves del sepulcro de Alfonso de Velasco en la capilla de Santa Ana del Monasterio de Guadalupe.
Un interés por la figura de un maestro que "está a la altura de los grandes renacentistas como Leonardo o Miguel Angel, de hecho es un artista renacentista trabajando en los países bajos, donde el Renacimiento está presente a la vez que en Italia", insiste el comisario, y que se reedita ahora, cinco siglos después de su muerte, con este homenaje en el Prado.