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"Habanera" d'Emmanuel Chabrier
«Titanic, the exhibition»

«La película de James Cameron es una historia buenísima, pero lo que dice nunca ocurrió». El historiador Claes-Göran Wetterholm, uno de los mayores expertos mundiales sobre el Titanic, no tiene ninguna duda. La verdad sobre el siniestro marítimo más famoso de la historia atraca en el Fernán Gómez, Centro Cultural de la Villa, con la exposición«Titanic, The Exhibition». Una muestra única, comisariada por este investigador sueco, que ha traído hasta Madrid cerca de 200 objetos originales. Fragmentos de historia que albergan el recuerdo de los verdaderos protagonistas del fatídico viaje. Todos han sido minuciosamente estudiados y rescatados de colecciones privadas para ser testigos únicos de la impresionante tragedia que se llevó consigo la vida de 1.495 personas.
El objetivo, según sus organizadores, es hacer sentir una «entrañable experiencia, con una alta carga humana y emocional». Un recorrido en el que la «verdad» sobre el transatlántico se impone sobre la leyenda, aunque sin renunciar a los mitos que han inspirado a la literatura y al cine. Uno de ellos es el colgante original en el que James Cameron se basó para crear la joya de ficción denominada «Corazón de la Mar» que Rose Dewitt –interpretada por Kate Winslet y Gloria Stuart– luce en la oscarizada «Titanic».
La exposición fue presentada por Luis Ferreiro, director de Musealia, como la «más importante y definitiva de cuantas han realizado hasta la fecha sobre el mítico buque». De hecho, expone por primera vez al gran público piezas singulares, con trágicas historias tras de sí, como el camisón que la pasajera Carolina Byström llevó puesto durante la noche del naufragio, una valiosísima lista social de pasajeros de primera clase, parte del atuendo del tercer oficial de a bordo, entre otros objetos personales.
Los calcetines de Joakim
Malkolm Joakim Johnson viajó como pasajero de tercera a pesar de tener una posición adinerada. Tras años de trabajo en Estados Unidos, este sueco regresó a su país natal con una gran suma de dinero para volver adquirir la granja familiar, que estaba en manos de su padrastro. Al no llegar a ningún acuerdo económico, regresó a bordo del Titanic a Nueva York. Antes de zarpar, le confesó a su hermano que había guardado todos los fajos de billetes en el interior de los calcetines que llevaba puestos, para no levantar sospechas. Malkolm no logró sobrevivir al naufragio y cuando le entregaron el cuerpo a sus familiares, la documentación mostraba un dato sorprendente: no llevaba calcetines bajo sus botas.
A pesar de los trámites que realizó su familia, la fortuna de Malkolm nunca se recuperó. Sin embargo, en su cuerpo se encontró un cuaderno de piel y también la «sitting card», documento necesario para poder sentarse a comer durante la travesía. La tarjeta, impresa en varios idiomas, detallaba la ubicación del asiento. Se trata de un objeto de especial relevancia histórica, ya que solo se tiene constancia de tres de estas tarjetas, lo que la convierte en una de las piezas más raras que se conocen en torno al desastre del Titanic, y que se podrá ver por primera vez en Madrid.
Disculpas de Cameron
El director de la compañía Musealia, Luis Ferreiro, explica que la película «contribuirá indudablemente» a que nuevas generaciones se introduzcan en el «universo Titanic», si bien alertando de los contrastes de esta cinta. «A nivel técnico es una gran película, pero en cuanto a lo histórico, tiene algunas inexactitudes como mínimo que no hacen justicia a lo que sucedió», señaló. Una de ellas hace alusión a la historia del primer oficial William Murdoch, quien sale en la película siendosobornado y luego disparando a un pasajero.
«Todo eso no ocurrió e incluso Cameron se tuvo que disculpar y ofrecer una donación a la fundación de la familia de Murdoch para contrarrestar la imagen ofrecida», añadió Ferreiro, quien también recuerda que si el barco se hubiera hundido como refleja la película, con la caída habría provocado un tsunami «que se hubiera llevado por delante a los botes salvavidas».
La muestra combina objetos originales del barco con fotografías de sus propietarios, la recreación de partes exteriores y la verdadera historia de lo exhibido a través de la audioguía. «Es como una máquina del tiempo que nos transporta hasta 1912, sería lo más parecido a viajar en el Titanic. Estos objetos originales son las únicas voces vivas de ese momento y lo más importante a veces no es lo que vemos, sino lo que sabemos», apunta Ferreiro. Los visitantes podrán visitar un camarote tipo y recorrer los pasillos del trasatlántico.
El Titanic navega a toda máquina hacia Madrid. Tras un pasar varios meses en México, la muestra internacional Titanic The Exhibition, propiedad de la compañía española Musealia, cruza el océano Atlántico para abrir sus puertas este próximo otoño, en la sala de exposiciones del Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa.
La Comparsa by Ernesto Lecuona
Philippe Jaroussky, L'Arpeggiata -
Y aquí se canta la Jota! by Tomás Bretón
"Arquetipos", en el Museo Thyssen, muestra a Munch

Los celos, la muerte, el amor, el pánico o la enfermedad se convirtieron en temas universales en la obra del artista noruego Edvard Munch, al que el Museo Thyssen Bornemisza dedica una de las exposiciones más destacadas de la temporada.
Con una pintura que rompió las barreras entre lo personal y lo universal, la obra de Munch (1863-1944) ha sido reconocida especialmente en la última década, en la que se ha convertido en uno de los grandes pioneros del arte moderno.
A su muerte su reputación internacional estaba todavía por hacerse. Y esto ha ocurrido a "toda velocidad, casi con venganza y de una forma devastadora", según Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, lo que ha provocado que se haya simplificado mucho y se hayan creado malentendidos y estereotipos en torno a su obra.
En la línea de Van Gogh, se ha convertido en prototipo del artista atormentado, alcohólico y con problemas mentales. "En Munch se ha producido la iconización en una sola imagen, la de 'El grito', de toda su producción". Para Solana, además se ha distorsionado y simplificado "confinándose su creación solo a su época juvenil".
Al artista noruego se le ha identificado con el estilo simbolista, ignorando que vivió medio siglo XX, en el que siguió creando en diferentes estilos. "Reducir a Munch al pintor de la angustia es perderse muchas cosas. Hay otras muchas dimensiones en este personaje que se consideraba escritor, que tuvo relación con el teatro y que se interesó por el cine", comenta.
Mostrar una visión más real y amplia es objetivo de esta exposición, la primera que se organiza en Madrid desde hace más de 30 años, y en la que ha sido fundamental la colaboración del Museo Munch de Oslo que ha prestado 42 de las 80 obras que se exhiben en el recorrido temático planteado por los comisarios Paloma Alarcó y Jon-Ove Steihaug.
Coincidiendo con Guillermo Solana, el director del Museo Munch, Stein Henrichsen, ha señalado que aunque "El Grito" sea su obra más famosa "y es importante, Munch va mucho más allá de eso y es necesario tratar otros aspectos y ponerlos en primera línea".
Por ello, Paloma Alarcó ha tratado de quitarle "la carga de los grandes tópicos que han acompañado su obra durante tanto tiempo, interpretando al artista desde diferentes ángulos. Nos ha interesado mostrar a ese Munch que supo reflejar muy bien los grandes temas del arte contemporáneo".
Otro "eslogan equivocado" que pretende romper la exposición es que solo tiene validez su obra temprana y que después su creación pierde fuerza y originalidad. "Esto no es cierto. Fue un artista con gran fuerza creadora hasta el final de sus días, nunca la perdió", precisa.
Desde la abstracción se le tildó de artista narrativo y literario la exposición reivindica este aspecto en las diferentes secciones en las que se ha querido mostrar al espectador dos aspectos importantes. Por una parte la experimentación técnica a través de mezclas de materiales, y por otra la repetición temática "con las que conseguía aportar nuevos contenidos a las versiones anteriores".
En opinión de la comisaria, Munch pinta pensando en el espectador. "Sus personajes miran de frente y hacen que el espectador se sienta perturbado ante sus cuadros".